entraste a la madurez
y mantienes ese don puro
esa voz de niña perdida
que necesita un par de brazos
donde refugiarse
cuando ries
todo lo iluminas
ries de esa manera cristalina
como lo hacen las olas en la playa
a los pies de los niños que juegan en la arena
con esa ingenua dulzura con la que acarician las barcas
oirte gemir
supera todas las dimensiones posibles
donde el tiempo, el gesto y la luz quedan inmortalizados
mi memoria es fiel testigo de ello
y te soy grato de ello
bentornata a Milano
( v )
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